Christoph Haizmann el pintor que pacto con el Diablo

¡Antes de comenzar te invito a ponerte muy cómodo... Si estas en tu cuarto apaga la luz  y tápate con tus cobijas, porque están a punto de leer una historia aterradora!

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Viajemos juntos al siglo XVII, una época en donde la psicosis y las enfermedades mentales estaban ligadas completamente a las creencias religiosas de la época. Los ángeles y los demonios regían la maquinaria mental de las personas.

En el año de 1651 en un poblado llamado Traunstein, que se encuentra entre Munich y Salzburgo nació un chico llamado Christoph Haizmann.

Demonio pintado por Christoph Haizmann

Christoph creció con un interés asiduo por las artes plásticas, que se demostraría en su juventud al pasar horas observando los cuadros religiosos que se encontraban en la iglesia de su pueblo.

Cuando creció, inminentemente persiguió su más grande sueño, que fue el de convertirse en un famoso pintor; sabía que para lograrlo tendría que salir de su pueblo, por esa razón se mudo a Austria, que en aquella época era una de las grandes cunas de las artes.

Pero... al llegar a ese lugar, se dio cuenta de la triste realidad, él era uno más entre esa inmensa ola de jóvenes que buscaban tan preciado sueño de convertirse en famosos; y lamentablemente para Christoph, su técnica y su habilidad lo alejaban por mucho de ser de los mejores.

Pintura de Haizmann

Su pena y frustración se agrandaron en el año de 1668 cuando su padre falleció. Lo que llevó a Christoph a alejarse significativamente de la religión. Sintió una gran decepción al ver que ninguna de sus oraciones alargó la vida de su padre.

Es aquí donde empieza lo enigmático y aterrador de esta historia. Se dice que Satán se le presentó a Christoph muchas veces, adoptando una elegancia, que solo las personas de aristocracia tenian; y aun que el sueño de Christoph de ser famoso era muy grande, no valia el hecho de si quiera pensar que seria juzgado en el mismo infierno.

Pintura de Aristócrata realizada por  Haizmann

Sin embargo todo cambió cuando en un ataque de histeria recordó la muerte de su padre. Fue la oportunidad del demonio para quedarse con su alma. 

El diablo le hizo firmar dos pactos, uno con tinta y el otro con su propia sangre. Era un pacto que duraría 9 años, en los cuales alcanzaría la fama a cambio de su alma.

Copia del contrato que hizo Haizmann con el diablo

El trato estaba pactado, pero el tiempo paso y todo indicaba que Christoph había sido engañado, nunca alcanzó el éxito y mucho menos la fama.  Así pasaron los años hasta 1677 cuando sufrió una serie de convulsiones que amenazaron fatalmente con su vida.

Todos sus conocidos sabían o argumentaban que lucifer estaba reclamando lo que le pertenecía.

Fue llevado a la iglesia de Pottenbrunn en donde se le realizó un primer exorcismo. El 8 de septiembre, según cuenta la leyenda, un dragón lo visito en la capilla para devolverle el pacto de sangre.

Dragón pintado por Christoph Haizmann

Después de esta terrible experiencia se mudó a  Viena, donde vivió con una de sus hermanas, pero lo que Christoph no sabía era que el demonio no le permitiría librarse tan fácilmente de lo que ya era suyo.

Sólo tiempo después los ataques y convulsivos regresaron: tenia constantes visiones y periodos de amnesia, acompañados de fuerte dolores y visiones religiosas.

En mayo de 1678, fue ingresado a la orden de los Hermanos Hospitalarios, para exigir que le ayudaran a recuperar el pacto que había hecho con tinta… que al parecer era el que hacia falta para terminar completamente con el pacto. 

Después de que fue desalojado de los espiritus que lo atormentaban, fue tentado una vez más por el espíritu maligno pero Christoph esta vez tuvo el valor de rechazarlo.

Pintura realizada por Christoph Haizmann.

Murió el 14 de marzo de 1700 dos años después del último exorcismo de una fiebre terrible.

Aun que sea difícil de creer al final el demonio se encargó de cumplir su parte del trato, ya que el arte del atormentado pintor a trascendido hasta nuestros tiempos.

Hay muchas historias de famosos que han hecho un pacto a cambio de la fama y la fortuna, que lástima que ninguno puedo regresar de la muerte para contarnos, como es la vida en el infierno.

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